Me levanto pensando en tu nombre
tus ojos
nuestros deseos
me levanto en tu mirada
y corro hacia tu sonrisa que me salva
me levanto
abro la ventana
voy hacia la ducha
me hago un café
y abro la ventana contigo
y me duchan tus manos
y pones azúcar en mi taza
y regreso a mi cuarto
y lleno los pulmones de tu aroma
aunque no estés
y reposo en tu regazo
y cierro los ojos a tu caricia de mil dedos
y me elevo
me tiendo sobre nuestro lecho
te gozo en silencio
y las paredes se pueblan de este calor de entrecasa
al que no le hace falta cielo ni infierno
al que llegamos de la cocina al cuarto
del baño, a la despensa
basta con mirarnos
basta
y se abren sin esfuerzo
los paraísos todos.
silvia martínez coronel
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