Voy hacia el mar
sueño sobre la ola
que eleva mi pequeñez
sigo hacia arriba
se agita el pecho
el viento me peina
allí abajo el azul sigue
oleando la tierra
continuada oración
de amor y muerte.
Va
la asume
se retira
regresa
y así
día tras día
percibe la erosión
mágica de sus arenas
a manos del amor
que en el placer
la cercena.
Le deja su espuma
el calor de un rayo
perdido de luna
enredado en este hilo
de sol gimiendo en el agua
chapoteo de orgasmo
estelar sobre espejos
nocturnos.
Desnuda a la roca
se deja lamer
y una ola impertinente
pone al descubierto
el sexo de corales
mientras la gaviota blanca
mece el aire.
Suena música
de agua y oquedad
en la gruta verde
donde el nautilus duerme
en su caracola
y el alga pierde
la virginidad
a manos de un caballo
de mar solitario
mientras repica allá
en el fondo del fondo
la campana hundida
de un navío olvidado.
Mabel Escribano Usero
derechos reservados
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